Los proyectos realizados tienen como eje integrador la tecnología para la solución de problemas de aula o de la comunidad. Parten de un proceso de planificación, organización, desarrollo y socialización de las actividades en favor de la conservación de nuestros tesoros de vida (agua, aire, tierra). El principal desafío encontrado al integrar el pensamiento computacional a proyectos de sostenibilidad es romper con la rutina de las clases monótonas y desconectadas de las necesidades de los niños y niñas. Para cambiar esta realidad se requiere de vocación acompañada de motivación y procesos de formación y actualización docente constante. El proceso de mejora continua se apoya en la validación de los proyectos al ser presentados en concursos y ferias fuera de la institución. La sociedad se beneficia en gran medida puesto que las competencias adquiridas por los estudiantes les permiten desarrollar proyectos que aportan soluciones a problemáticas reales, como, por ejemplo, la contaminación ambiental (reforestación jardines verticales), el cuidado de los océanos (reduciendo basura plástica que contamina los ríos, como el Machangara), acciones tan básicas como cepillarse los dientes utilizando agua en un vaso o lavando el vehículo con un balde y no con manguera. Los niños (“Guardianes del Planeta”, como se llama el proyecto de integración del pensamiento computacional con sostenibilidad) de hoy serán los ciudadanos conscientes de mañana.